¿Sabrías distinguir a simple vista una landing page “potencialmente ganadora” de otra abocada al desastre?

Como saben -y sufren- bien todos los expertos en e-commerce y marketing online, una buena landing page puede suponer la diferencia entre un sonado éxito y un rotundo fracaso.

Si quieres saber cómo crear la landing page perfecta, aquí te dejo mi método 7×7 que te ayudará a conseguirlo.




Pero entendamos antes qué es una landing page y cuáles son los 6 elementos clave que debe contener una buena landing page.

¿Qué es una ‘landing page’?

Generalmente, usamos el término landing page para referirnos a la página donde “aterriza” un usuario que hace clic en un enlace, o en un banner, cuando esperamos que realice una “conversión” a continuación (comprar un producto, registrarse, suscribirse, hacer una descarga, etc.).




Por ejemplo, si haces publicidad en Facebook para vender un producto, la página a la que llega un usuario que hace clic en el anuncio es la landing page de la campaña.

De nada sirve hacer una excelente campaña si la página donde aterrizan tus potenciales clientes no es capaz de “terminar el trabajo”.

Esta frase parece “de perogrullo” pero ¿cuántas veces has “aterrizado” en landing pages que no sólo “no terminan el trabajo” sino que “ni siquiera lo intentan”?

¿Cuáles son los elementos clave de una landing page?

Por lo general se considera que una buena landing page consta de los siguientes elementos (en el ámbito del e-commerce y el marketing online):

# 1. Titular

Muchas landing pages carecen de un titular digno de tal nombre. Mal cominezo. Recuerda que el logo de tu marca o el nombre de tu site no es un titular.

# 2. Imagen del producto

Con frecuencia, verás descrita la imagen como hero o hero shot en textos profesionales y webs especializadas sobre copywriting y landing pages. ¡Retratar al “héroe” como se merece es todo un arte!

# 3. Llamada a la acción (call to action o CTA)

Si no estás familiarizado con el término, seguro que al menos te suena esta imagen: un enorme botón naranja “Compra ahora” y un mensaje que dice “…y aprovéchate del 2×1, por tiempo limitado”; o esta otra: un enorme botón azul debajo de una caja para poner tu correo electrónico y el mensaje “suscríbete ahora a nuestra newsletter y recibirás gratis el eBook Cómo triunfar en los negocios”.

# 4. Lista de beneficios

Una relación breve y certera que responda a la pregunta “¿por qué razón voy a comprar esto? (suscribirme, registrarme, etc.) ¿Qué tengo que ganar?

# 5. Testimonios

Muchos estudios demuestran que más del 70 % de los compradores online leen las opiniones de otros antes de comprar y son influenciados por ellas.

# 6. Red del trapecista

El lugar, siempre al final, donde “caer en blando cuando todo está perdido”. Antes de que el cliente se marche sin convertir, éste es el punto donde se puede intentar no perderlo por completo, ofreciéndole otras alternativas tales como:

  • Compartir la información en redes sociales.
  • Hacer una prueba gratuita.
  • Dejar sus datos para recibir más información.
  • Llamar a un número de asistencia para aclarar sus dudas.
  • Mostrar información sobre la seguridad del proceso de compra para vencer ciertos miedos.
  • Etc.
Exceptuando los testimonios de usuarios satisfechos, ya que no siempre dispondrás de ellos, se supone que el resto de los elementos son imprescindibles, en especial los 4 primeros.

El método 7×7

Siete segundos es el tiempo que, como media, te otorgarán tus visitas antes de decidir si tu sitio merece la pena o no. No serán tan indulgentes con tu obra como lo eres tú. Serán implacables.

Los usuarios saben que están “a un clic” de cualquier otro lugar en la Red, y actúan en consecuencia. ¿Acaso no haces tú lo mismo cuando visitas las webs de los demás?

Recuerda:

Si en 7 segundos no eres capaz de convencer a tus visitas de que han llegado al lugar adecuado, se irán, quizá para no volver.

El método 7×7 sirve para hacer las 7 comprobaciones que marcarán la diferencia en esos 7 segundos de oro.

# 1. Comprobación del impacto visual

Colócate a 1 metro de la pantalla por cada 10 pulgadas de monitor. Por ejemplo, si la pantalla es de 29 pulgadas, ponte a 3 metros.

¿Qué es lo que más se ve?

Si los elementos que más destacan no son el titular, la llamada a la acción y la imagen del producto, revisa tu diseño.

Asegúrate de que el titular y la llamada a la acción son legibles a esa distancia.

¿Se identifica a simple vista dónde está la llamada la acción?, ¿sin pensar?, ¿sin buscarla?

Te conoces de memoria tu landing page ¿verdad? Si aun así, contigo como sujeto del test, no se supera esta comprobación, imagínate el resultado con otra persona. Mejor, no lo imagines: pide a otras personas que no hayan visto antes la página que hagan esta misma comprobación; 5 o 6 son suficientes para sacar conclusiones.

Si tienes problemas de legibilidad, no olvides que la causa puede estar no sólo en el tamaño de la letra sino también en un exceso de estilismo (fuentes “exóticas”, fondos de color que dan problemas de contraste, etc.). El diseño web tiene sus propias leyes. Una landing page y un cartel impreso no son lo mismo. El diseño para web requiere conocimientos específicos que no todos los diseñadores poseen.

# 2. Optimización de la llamada a la acción

Mima la llamada a la acción, tu “call to action”. El call to action es el rey de la landing page.

Piensa en esto: en un salón del trono ¿qué es lo que hace que todas las miradas de la corte se dirijan hacia el monarca? ¿Acaso el rey es el triple de grande que el resto de los mortales? Si no es su tamaño, ¿qué es?

Si preguntas a un buen diseñador gráfico, te dirá, entre otras cosas, que los espacios en blanco alrededor de la pieza clave de la composición, los márgenes, guardan el secreto de su jerarquía visual.

En su salón del trono, el rey ocupa un lugar preeminente de la sala, y su espacio personal es incomparablemente mayor que el de los demás. Mientras los cortesanos se aprietan en los lados de la sala, codeándose con gentes de menor jerarquía, en torno al rey no hay nada, salvo su trono, los atributos de su poder y quizás una o dos personas de muy alto rango, situadas a prudente distancia.

¿Es tu CTA el rey de tu landing page en su salón del trono? ¿O es sólo un grandullón haciéndose hueco en un ascensor abarrotado?

# 3. Revisión del titular

Copia el titular y pégalo en hoja en blanco del bloc de notas. Sin ninguna otra información alrededor, ¿sigue estando claro, y sin ningún género de dudas, qué es lo que ofrece la página? (normalmente, “qué es lo que vende”).

¿Incluye el titular palabras clave que definen el producto o servicio?

Por ejemplo: si vendes suscripciones a un evento y el titular es “¡¡¡No te lo pierdas!!!”, ¿aún seguirías pensando que es un buen titular? ¿“No te pierdas” el qué?

Asegúrate, además, de que el titular es realmente un titular y se percibe como tal.

Si es necesario, no dudes en incluir un subtítulo. No corras el riesgo de no transmitir de forma clara, inequívoca y seductora tu oferta.

Un buen titular destila la esencia de todo el contenido de la landing page en una sola frase.

¿Misión imposible? No, sólo difícil. 

# 4. Medición de tiempo de carga

Limpia el historial de navegación y asegúrate de que el navegador ha vaciado la caché (en Chrome, Historial –> Borrar todos los datos de navegación, casilla de verificación “vaciar caché”). A continuación, cronometra el tiempo de carga de tu sitio. No uses herramientas online para hacer una medición “técnica”. Se trata de conocer el tiempo de carga “percibido” por el usuario.




¿Tienes que esperar más de 1 segundo para ver la página en tu pantalla? ¿Más de 2? Plantéate hacer algo al respecto (que en función de tus conocimientos y de tus recursos puede ser algo que debas hacer tú mismo, como instalar o reconfigurar un plugin de caché, o algo que tengas que pedir a un experto).

No olvides nunca que, a partir de un segundo, el usuario se empieza a impacientar.

# 5. Enumeración de beneficios

Para tomar la decisión que tú esperas, tu audiencia quiere saber qué es lo que va a ganar. Evidente ¿verdad? Entonces, ¿por qué vemos tantas landing pages que omiten este tipo de información, o que la sustituyen por meros datos?

El problema suele residir en la confusión entre “características” y “beneficios”. El cliente quiere saber cómo un producto o servicio va a resolver sus necesidades en último término. Quizá necesite saber también otras cosas, quizá no, pero son los beneficios (y con qué eficacia han sido comunicados) los que marcan la diferencia a la hora de obtener resultados.

Piensa en los beneficios desde el punto de vista del usuario. Citar como beneficio un aspecto irrelevante equivale a señalar una desventaja.

Otra idea clásica al respecto de esta cuestión:

Si para describir un beneficio tienes que abusar de los adjetivos, es que no es un beneficio real.

Tu oferta ¿resuelve una necesidad? Explícalo en una breve frase. Crees que es ¿estupenda y maravillosa? Piensa en cómo esa convicción te puede motivar a ti, pero no creas ni por un momento que tu percepción del producto es un argumento de venta. Tu cliente solo creerá que tu producto es genial si lo dicen otros, nunca si lo dices tú.

# 6. Supresión de distracciones

¿Ofreces al usuario alternativas que lo sacan prematuramente de la landing page sin convertir? Mal asunto (y no por malo, infrecuente). En serio. Si tienes en la parte superior de la página, compitiendo con la “llamada a la acción”, enlaces y distracciones que pueden llevar al usuario a otro lugar, probablemente perderás un montón de conversiones.

Ejemplo: si vendes un viaje a las Islas Canarias y tienes un botón “Reservar ahora”, no pongas al lado otro botón “saber más sobre este destino turístico” que te saque de la landing page. Si necesitas poner textos legales, haz que se abran sobre la misma landing page en lugar de remitir al cliente a la sección legal genérica del sitio.

Recuerda:

En una landing page, el objetivo es la conversión; cualquier elemento que sirva a otra finalidad, conspira contra ti.

# 7. Prevención de la saturación

Repasa cada elemento de tu landing page. ¿Cuáles son imprescindibles? ¿Cuáles no? ¿Se puede expresar lo mismo con menos texto?

Al principio de este artículo enumerábamos los elementos constitutivos de una landing page. Esos elementos no son “lo mínimo”, sino “lo justo y necesario”. Si saturas de información tu landing page, puedes tener problemas para conseguir conversiones.

¿Qué hacer para incluir “otra información” imprescindible, sin que el usuario se tenga que salir de la página? Un modal (capa con información adicional que se superpone cuando el usuario necesita ampliar la información o resolver una duda), en el lugar adecuado, puede ser la solución. Los textos desplegables, sin abusar, también pueden ayudarte a resolver este tipo de problemas.

Conclusión

Seguro que ya has deducido cuál es el nexo común de todos los puntos tratados: la síntesis.

Una buena landing page refleja, sobre todo, un esfuerzo de síntesis absoluto.

La mayoría de las landing pages fallidas se caracterizan más por lo que les sobra que por lo que les falta.

¿Cumple tu landing page con los criterios de estas 7 comprobaciones? ¿Decidirán tus visitas, en 7 segundos, que merece la pena prestar atención a tu landing page? Si lo hacen, ¿cuántas convertirán? Te deseo la mejor de las suertes en tu búsqueda de la landing page perfecta, y si la consigues, no dudes en contárnoslo en los comentarios.







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